¿Alguna vez te has esforzado mucho por alguien? como darlo todo sin esperar absolutamente nada porque estabas siendo muy feliz con el simple hecho de tener una relación en la que parecía que los dos aportaban un montón de cosas y siempre estaba allí para ti. Crees que no puedes estar mejor en la vida y todo es absolutamente perfecto, sublime.
Pasan un par de meses y te das cuenta que la persona no es tan fabulosa como creías, pero de todos modos le amas porque es lo mejor que te pasó en el mundo, alguien que realmente te comprende y está ahí diciéndote que eres fascinante y te quiere siempre consigo.
Te enamoras cada día más con algunos temores porque las cosas empiezan a dejar de estar en el lugar correcto. Sientes una inconformidad con la vida por hacer de esto algo de batalla y crees que está bien puesto que nunca te había pasado algo igual, tienes que luchar y seguir adelante contra todo, eso es lo que quieres ¿cierto?
Pasan más y más días y te convences de que no existe una cosa mejor en el mundo que lo que tienes en ese instante porque nadie te brindó algo parecido y lo que sientes jamás lo has sentido ni lo vas a sentir con nadie más.
Llega un día especial de tantos que has tenido y solo quieres la compañía de esa persona, pero tiene algo más importante que hacer, lo aceptas debido a que lo importante para ti no tiene que ser importante para todos y tú entiendes eso, la dejas pasar.
Llega el día en el que se enferma y estás ahí siempre para lo que necesite, le hablas lindo, le consientes y haces todo lo que está en tus manos para que se sienta un poco mejor. Llega el día de que algo malo pasa y te sientes tremendamente mal por todo, pero nadie es capaz de preguntarte si necesitas algo y te sientes verdaderamente solo cuando pensabas que estabas construyendo algo para recibir un "¿como te sientes?". Llega un día en el que tú te enfermas y te das cuenta que eso de sembrar para cosechar no ha funcionado en nada, en cambio llega alguien quien sí se preocupa por todo lo que te está pasando aún cuando él la tiene peor.
Te das cuenta que empieza a cambiar algo dentro de ti, que amas mucho a alguien que quizás no merece tanto como tú pensabas, pero aún así no dejas de sentir amor porque en serio es quien puede calmar todo tu interior con dos palabras, solo que esa persona es quien te desorganiza el mundo para acomodartelo y ya ni siquiera te dice lo que esperas por voluntad propia, sino que tú eres quien le busca para ello.
Todo empieza a tener un poco de sentido, tus cambios y preferencias ahora las ves justificadas. Haces el último intento por que todo funcione porque sabes que aunque no lo merezca, no va a dejar de sentir todo eso que sientes. Nada logra funcionar y todo se termina de volver a tu contra.
Tienes que tomar una decisión que no quieres porque te rehúsas a dejar todo el esfuerzo de meses en la basura, pero es solo una idea y las ideas pueden cambiarse. Terminas y te destosas por dentro, porque no hay nada por hacer, sabías que una relación no era fácil y jamás pensaste que se iba a convertir en algo imposible porque no sé ustedes, pero yo si creo en esa frase de "el que quiere, puede" hasta que la vida me mostró que nada es absoluto.
Suscribe Roxana... "Cohelo tenía razón cuando dijo que uno tenía dos amores en su vida."
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