El uso del internet podría afectar o ayudar a
un pueblo dependiendo de su uso.
Las redes sociales han sido transcendentales
en cuanto a la educación de las nuevas generaciones, no solo para informar a todos
sobre el arte, la música, los bailes u obras típicas de un lugar, sino que
también por la facilidad de obtención de información para cualquier persona que
lo necesite o busque formar parte de ellas.
En su sentido más positivo, el internet te
permite obtener datos de tantas cosas con solo un clic y, con la aparición de
los celulares inteligentes, puedes tener todo un mundo en tus manos con
desbloquear la pantalla y entrar en cualquier aplicación.
Existen páginas como: Filmutea, Xing, VenezuelaDemo,
entre otras, que buscan impulsar y ayudar a las personas con talentos y
propuestas específicamente culturales.
El problema se da cuando la idea de tener
tanto al alcance, podría volver a una persona adicta, en cierto sentido, y
desplazar muchas tradiciones que son importantes para mantener la unidad en la
familia. Por ello, los valores y costumbres del pueblo venezolano se han venido
cambiando un poco a raíz de la difusión de otras culturas por parte de los
medios de comunicación, principalmente, cuando se debe impulsar el talento
nacional para mantener la historia viva.
También, el sentarse a la mesa se ha
convertido en un centro de telecomunicaciones, lo que antes eran grandiosas
charlas para contar historias, recordar anécdotas, solucionar problemas o
simplemente compartir una buena comida y no una lucha constante para que el
adolescente (en la mayoría de los casos) coma con tranquilidad.
Hoy ya no se disfruta de una película, una
salida, un concierto, un hecho maravilloso sin la nueva modalidad de tomar una
foto o filmar un video para que todas las amistades, en diez redes sociales
diferentes, se enteren que viviste.
Venezuela tiene una cultura rica y diversa en
cada uno de sus Estados, sin embargo, el sentir venezolano se ha perdido a
través del tiempo por razones que tendrían que ver con el mal uso de las redes
y el poco apoyo de los medios de comunicación nacionales.
“Una persona no debería adoptar culturas de
otros países, mas bien, afianzarse en propia”, comentó Ricardo Ferrer, profesor
de cultura de la Universidad Rafael Belloso Chacín, “Maracaibo es una ciudad
que, por más que sea muy regionalista, sales los fines de semana a diferentes
sitios de la ciudad y escuchas 90% vallenato” dijo. La música folclórica la
suelen utilizar, sorprendentemente, para sacar a las personas, en medio de la
madrugada, de un establecimiento.
“Yo siempre pongo el ejemplo de México, todas
la música mexicana es impulsada por las mismas radiodifusiones y televisoras
nacionales”, los mexicanos tienen un sentir patriota que se lo han inculcado a
toda la población a través del tiempo, independientemente de la diversidad de
gustos que puedan existir entre toda su gente. “Hemos abandonado un poco lo más
importante, que son los niños”, el futuro de la civilización, sembrar una
cultura para cosechar orgullo.
Aunque aquí se ha hecho un gran esfuerzo por
parte de entes gubernamentales y los defensores de las tradiciones, la
tecnología ha abierto un nuevo camino a conocer más sobre otras regiones; y como
la educación de lo propio, es tan vaga, el apoyo y esfuerzo son quebrantables y
sustituibles por los gustos predominantes en cada persona por los grupos
sociales, haciendo que estos defiendan los géneros musicales (como un ejemplo
más notable) con los que han crecido y se han familiarizado toda su vida. Por
esto, es de suma importancia empezar por cambiar a los más chicos
concientizando a los modelos que ellos tienen, es decir, la familia.
Gracias al apoyo de los medios de
comunicación, la música de banda, el mariachi, vallenato, y demás estilos
habidos y por haber, se han mantenido en el tiempo porque no es solo realizar
programas de radio o apoyar propuestas nacionales, sino que inculcarles a los
niños ese sentir patriota, ese orgullo que es ser venezolano.
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