Sepultando una historia

Estoy cansada de luchar contra los horribles deseos de la vida, sus ganas de verte solo, minimizado y sin grandes cosas que aportar. Es tan mierda que te da pequeñas muestras de felicidad para luego tirarte a bajones como si no le importara si fueras a resistir esos cambios.

Cuando crees que es solo cosa del universo, llegan las personas a conspirar en conjunto; son una gran mierda, te dicen por días que te quieren, que van a estar ahí para ti, pero cuando estás a punto de realmente usar su compañía, te botan porque ya les dio fastidio estar contigo.

Este año lo he perdido todo, dejé que me pasaran por encima como si no hubiera tenido más remedio y eso me enseñó una gran lección que lleva meses causando estragos en mi cabeza. Me he perdonado de mil formas pero no consigo tener paz porque no he querido perdonarte.

¿Cómo le disculpas a alguien haberte quitado la dignidad, el único lugar donde te sentías importante y aquella actividad que parecía que encendía tu luz? Ni siquiera vale la pena mantener todos esos recuerdos porque resulta mejor pensar que jamás pasó aunque no todo fuese tan malo.

Entre todo eso, ahora comprendo el gran valor que tiene el autoestima en cada uno de nosotros, cómo creó este gran agujero en todas mis relaciones sociales, se siente como si la única opción válida fuera irme muy lejos, ya sea un nuevo país o dejar la vida misma.

Suscribe Roxana... "Jamás volveré a dejar que me hagan sentir como tú lo hiciste."

Aquí yacen tus restos, maldito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario